Pocos organismos para un gran número de justiciables

La realidad del Fuero de Familia en el Departamento Judicial de San Martín

El Fuero de Familia de San Martín nació como Tribunal en 1996, junto con otros pares del conurbano bonaerense. Faltaban algunos años aun para que en el resto del territorio provincial se crearan los Juzgados de Familia, con una especialidad autónoma y fuera de la órbita de los juzgados civiles y comerciales. Desde entonces, data la designación de la Dra. Silvina D’Amico, quien en la actualidad es titular del Juzgado de Familia 4 y subroga 2 más, al igual que sus colegas de jurisdicción.

“Para trazarse un panorama de la compleja situación del Fuero en nuestro territorio basta con acudir a las estadísticas de la SCBA (Suprema Corte de la provincia de Buenos Aires): somos una jurisdicción de casi 1500000 habitantes -integrada por los municipios de San Martín, 3 de Febrero, Malvinas Argentinas y José C. Paz- que contamos con 6 juzgados de Familia. Pero si comparamos con otros distritos judiciales como Morón, vemos que con 1281000 habitantes cuenta con 9 juzgados; algo similar sucede en San Isidro: 6 juzgados para 754000 habitantes, además de que el servicio se ha descentralizado en Pilar y Tigre, resultando una misma cantidad de juzgados para la mitad de justiciables. Lo mismo podría aplicarse a La Plata que con 1412000 habitantes -70000 menos que San Martín- cuenta con 8 juzgados; La Matanza, con 400000 habitantes más que nosotros tiene 11 juzgados de Familia”, subraya la magistrada, dando cuenta de una de las problemáticas crónicas del distrito: la sensible desproporción entre cantidad de justiciables y organismos del Fuero.

Números rojos

El número de vacancias en los juzgados es otra de las dificultades que afecta a la mayoría de los Departamentos Judiciales de la Provincia y resiente muchísimo el trabajo de los jueces porque deben estar a cargo de más de un juzgado, con todos los obstáculos en la fluidez del ejercicio profesional que ello conlleva. En San Martín, 3 de los 6 juzgados están vacantes. El N° 1, desde hace casi 2 años; el N° 3, desde 2020 y el 5, desde mayo. “Estamos cubriendo estos 3 juzgados con una jueza nombrada para San Miguel que los subroga mientras espera sede y entre los 4 jueces subrogamos 1 y 5. San Martín ha quedado abandonado en relación a otras jurisdicciones que se han descentralizado y la vacancia profundiza esa disparidad”, explica D’ Amico.

Recientemente, el Juzgado de Familia 5 de San Martín salió sorteado por la SCBA para realizar una auditoría de control de gestión. Los números que arroja el balance son elocuentes. El año pasado recibió casi 43 mil presentaciones electrónicas -pedidos y escritos a despacho que presentan los abogados- en las distintas causas que se tramitan. Desde enero de 2023 hasta la actualidad, se han iniciado más de 6 mil causas de las cuales casi la mitad fueron por violencia familiar.

El alto número de audiencias que se tomaron habla a las claras de la cantidad de trabajo en un territorio donde se ha recrudecido la crisis social y económica, lo que impacta inevitablemente en problemáticas como la violencia familiar, medidas de abrigo (de protección para niños), internaciones por adicciones o por otras patologías vinculadas a la salud mental.

En lo que refiere a medidas de abrigo, durante 2023 se ingresaron 88 –la mayoría son grupos de hermanitos- además de las que se encuentran en trámite. Son más de 40 los casos institucionalizados -niños con medidas de abrigo en instituciones- y cada uno de ellos comprende grupo de hermanos.

“Si en función de estos números hacemos una proyección total sobre los 6 organismos de nuestra jurisdicción –lo cual es posible porque las causas son sorteadas en forma equitativa- se han iniciado en 2023 alrededor de 35000 causas, de las cuales casi 12 mil son por violencia familiar”, agrega la Magistrada.

Entramado artesanal

“Los juzgados trabajamos con el “afuera”, es decir en conexión con organismos del Ejecutivo provincial y municipal que ponen en movimiento una gestión de recursos que no siempre dependen del Poder Judicial. En muchas oportunidades, como en las causas que comprenden medidas de abrigo o referidas a la salud mental y violencia familiar se trabaja en relación con organismos de género, de protección de los derechos del niño e internaciones en articulación con dependencias de salud provincial y municipal”.

A diferencia de otros fueros -como el civil y comercial que solo trabajan con los justiciables y los abogados- en el Fuero de Familia trabajamos permanentemente de manera interrelacionada, vinculando estrategias de trabajo, de seguimiento y derivaciones. Tenemos la responsabilidad de tejer un entramado artesanal que requiere de coordinación interinstitucional además de continuar dando cauce a todas las demás problemáticas que los justiciables vienen a plantear como conflicto familiar: divorcios, filiaciones, regímenes de comunicación, pedidos de cuotas alimentarias y otras temáticas. De esta doble imbricación deriva la complejidad del trabajo en un juzgado del Fuero de Familia y muchas veces, ese trabajo artesanal no queda reflejado en un expediente judicial”, sostiene D’Amico.

Compromiso y vocación

“A pesar de lo desalentador de algunos números y estadísticas, podemos decir con mucho orgullo que en San Martín, como en todos los juzgados de Familia de la Provincia, estamos de turno todos los días, por eso las causas por violencia salen en el día sin que importe cuántas entran. Así como señaló la Corte en el balance de la auditoría de uno de nuestros juzgados sorteados: los tiempos judiciales para los despachos, sentencias y designaciones de audiencias se cumplen casi en un 90%.

“Aun con todas las dificultades con las que trabajamos, el engranaje funciona gracias al recurso humano, a los equipos de trabajo, funcionarios, administrativos, legales, técnicos y profesionales de otras disciplinas (psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales). Los juzgados de Familia nunca colapsan porque damos respuestas a tiempo, a pesar del cúmulo de trabajo. Lo hacemos con un gran compromiso y vocación, dos denominadores comunes de todos los equipos de nuestros organismos”, concluye.